Autodefensa Informática 01: “Retorno a la ortodoxia ciberpunk”

En 1769, a Thomas Jefferson, presidente de Estados Unidos, se le escapó un esclavo llamado Sandy. Jefferson utilizó la mejor tecnología disponible en ese momento para encontrar a Sandy: un anuncio en el periódico.

Al comenzar el nuevo siglo las cosas cambiaron. Se puso en marcha una red secreta, la “Underground Railroad”, para ayudar a personas como Sandy. Con el tiempo, muchos esclavos fugitivos escaparían de la esclavitud en este “Ferrocarril Subterráneo”. Vivían en clandestinidad, usaban casas seguras y cartas codificadas para comunicarse.
En el ejército estadounidense, tras la 2ª Guerra Mundial, los soldados gays, lesbianas y transexuales no podían mostrar su elección sexual. Buscaban apoyo emocional y médico pensando que era confidencial. Después, esta información era empleada para expulsarles del ejército. Hasta el 2010 no se prohibió esta práctica.


En el 2011 se anunció que dejarían de hacer pruebas del SIDA a los inmigrantes recién llegados. Los resultados positivos suponían la denegación de tarjetas de ciudadanía. Esta práctica se había estado realizando durante 22 años.
¿Es esta recolección de datos tan neutral y precisa como dice la industria? Es más, hablan de cómo se deben utilizar nuestros datos, pero no se cuestiona cómo se recopilan.
Hasta ahora, la privacidad se ha protegido eligiendo qué datos nuestros se recopilan. Ahora, la industria y los gobiernos dicen que en este mundo tan saturado de datos, ofrecer a los consumidores control sobre ellos es casi imposible.
¿Y qué hay de la protección de la privacidad? Dicen que para eso están las leyes de “restricciones de uso”. Estas leyes prohíben emplear información considerada perjudicial por la sociedad. Ahora, es recoger primero y preguntar después, según el Foro Económico Mundial de Davos.
Estamos ante un intento de desregular la privacidad de los datos. Por desgracia, esto perjudicará a algunas personas mucho más que otras.
En la sociedad actual, en la que se recolectan datos por todas partes, ¿Qué le habría pasado a soldados gays, lesbianas y transexuales? ¿Y a los esclavos fugitivos del “Ferrocarril Subterráneo”?
Pueden parecer ejemplos extremos, pero destacan un hecho importante e incómodo: a lo largo de nuestra historia, la supervivencia de las comunidades más vulnerables se ha basado en su capacidad para pasar desapercibidas.
Hubo un tiempo en que era esencialmente ilegal ser gay. Hubo un tiempo en que era legal tener esclavos e ilegal que estos huyeran. A menudo, la sociedad se equivoca. Y no hablamos sólo de burócratas sin nombre; nos referimos al conjunto de la sociedad. Cuando eso sucede, una fuerte protección de la privacidad permite la supervivencia a las personas perseguidas e impopulares.

¡¡Y es que sin privacidad, no hay libertad!!

En el programa de este mes:

 

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